MENSAJE A LA VIDA CONSAGRADA DEL ECUADOR
Celebración de la Jornada de la Vida Consagrada 2011
Queridas hermanas y hermanos:
Celebramos la XV Jornada Mundial de la Vida Consagrada abiertos al Espíritu y vislumbrando el camino nuevo que Dios nos propone para ser fieles a nuestra vocación y misión en la Iglesia y el mundo de hoy; al servicio del pueblo de Dios, especialmente de los más pobres
La Vida Consagrada del Ecuador ha vivido la Segunda Semana Teológica en el mes de diciembre, “Apasionados/as por Jesucristo” y ha insistido en “responder juntos a Dios donde la vida clama”, es decir, entre los damnificados por el abuso de nuestra madre tierra y las catástrofes ecológicas; los anhelos de libertad y dignidad de los pueblos históricamente sometidos; las esperanzas desinfladas entre promesas políticas que acaban en luchas ambiciosas por el poder; las abruptas transiciones eclesiales incomprensibles y poco fraternas… y tantas víctimas de la violencia, las desigualdades, los abusos sexuales, la acumulación del poder, las sequías e inundaciones, el desempleo y la migración, … Además, nos sigue golpeando la realidad de Haití, acercada a través de la Comunidad Intercongregacional Misionera. (Asamblea G., 2010), que “encuentra a Dios caminando con las sandalias rotas” y descubre que “los crucificados son cada uno de ellos (haitianos/as), llevando las cruces bien pesadas a cuestas” (Carta desde Mombin Crochu, Haití)
El mundo, la Iglesia, la vida consagrada, la madre tierra y la sociedad ecuatoriana estamos en movimiento, en “cambio de época” con transformaciones profundas que necesitan contemplación y profetismo lleno de significado. Mirando con ojos de fe, estamos viviendo un kairós, que nos llama a estar siempre en camino hacia lo nuevo y abiertos/as al Espíritu que nos habilita para seguir a Jesús discípulo-misionero, que da vida con su propia vida (cfr. Jn 10,17-18), situándonos con fe y valor en las situaciones de frontera, entre las nuevas pobrezas y marginaciones, para abrir caminos hacia el Reino, que Dios nos llama a construir en El Ecuador de hoy (cfr. Mt 6,33)
Las personas y realidades se “presentan en nuestros templos” con gritos de dolor y con súplicas de solidaridad, que provocan respuestas comprometidas y llenas de Espíritu para ser luz y alegría, con la esperanza de los ancianos Simeón y Ana, y con la visión de los jóvenes María y José; conducidos todos por el Espíritu que renueva, vivifica, dinamiza y compromete (Lc 2,22-40).
Nuestra Vida Consagrada necesita una nueva conciencia-comprensión de la realidad, abierta a una visión creativa, apasionada e inquieta que incluya, en una óptica global, la totalidad de lo creado; casa común y don de Dios para la felicidad de todos. Esta nueva conciencia toca nuestra espiritualidad congregacional, nuestros carismas, nuestras comunidades y nuestra misión. (2ª ST, 2010)
También cada uno/a de nosotros/as somos presentados-consagrados-enviados/as con Jesús para vivir su misma misión -que es la del Padre- y dar nuestro aporte personal y comunitario al Ecuador constructor del proyecto del Reino, para que todos y todas tengan vida en plenitud (cfr. Jn 10,10). Esta conciencia misionera debe comprometer todas las dimensiones de nuestra vida: el gobierno, la autoridad, la formación, la vida comunitaria, las relaciones interpersonales, la cotidianidad y la contemplación. “Ser llamados a la misión de Dios” es la mayor gracia que puede recibir un ser humano, pues el misionero o la misionera están trinitariamente comprometidos con la visión-misión que Dios tiene del mundo (cfr. Jn 17, 18-19).
De esta manera, nuestra Vida Consagrada encuentra su sentido y razón de ser, presentándonos en clave de fe y de escucha del “Dios-con-nosotros”, para no caer en el riesgo de la herejía de la acción, la búsqueda de autorrealización y la claudicación ante las modas, los discursos vacíos, las incoherencias, las actividades personales, el aburguesamiento, etc. (cfr. Ap 2-3)
Al estilo de Juan Bautista, el/a consagrado/a auténticamente misionero/a nunca se siente autosuficiente o aislado; por el contrario, está dispuesto/a a decrecer para que “la misión compartida” crezca para el Reino de Dios, en reciprocidad intercongregacional (CIM), con otros institutos de vida consagrada y con los laicos que comparten nuestros carismas. Es un “signo de los tiempos” que estamos viviendo y presentando al mundo e iglesia necesitados de comunión y diálogo para la vida. Sólo cuando nos entregamos a la Misión y Vida del Espíritu Santo -sin condiciones- nos dejamos consagrar por Él, y damos fruto “apasionado” por la misión de la Iglesia con rostro jovial-alegre, que hace florecer vida en este mundo “visitado” por Dios (cfr. García Paredes, JCR, 2010)
La respuesta de la Vida Consagrada a Dios “donde la vida clama” requiere ser “Testigos de las bienaventuranzas del Reino” con tres prioridades para este año 2011 (Asamblea G, 2010) que marcarán el camino hacia la Tercera Semana Teológica de la Vida Consagrada en Ecuador
- Promover y fortalecer las relaciones inter, con las otras congregaciones, carismas, laicos y CER regionales en la misión y la formación.
- Buscar y optimizar los espacios de reflexión sobre la Vida Religiosa, especialmente en la lectura orante de la realidad y el discernimiento según nuestra identidad.
- Fortalecer la Comunidad Intercongregacional Misionera de la CER en Haití (CIM) y facilitar la misión intercongregacional en lugares de frontera del Ecuador
Que, desde este día de la presentación del Señor”, brote de nuestro corazón la admiración y la alabanza, tomemos en brazos el clamor de la vida, y crezcamos en sabiduría y gracia, para ser testigos de Jesús “presentado” en el templo, “transfigurado” entre sus discípulos y “resucitado” para la vida de todo lo creado.
Quito a 2 de febrero de 2011
Equipo de Reflexión Teológica y Junta Directiva Nacional
Conferencia Ecuatoriana de Religiosas/os
CER