Cada año consagramos el mes de octubre a reflexionar y orar por las MISIONES, y celebramos, el tercer domingo, el “Día mundial de las misiones”, el que llamamos DOMUND.
En este año el DOMUND tiene una connotación especial: juvenil (en Roma se está celebrando el Sínodo de los jóvenes) y martirial (proclamación, el domingo pasado, de la santidad martirial de Mons. Oscar Romero).
El compromiso misionero de la Iglesia es el de compartir a todos los pueblos, a todas las personas, la alegría de la Buena Noticia de Jesús: Dios quiere para sus hijos/as un mundo donde todos puedan vivir una vida digna y feliz, sin ricos y sin pobres, un mundo donde todos/as puedan experimentar el gozo de amar y de sentirse amados. Es el proyecto de Dios, y es el sueño de quienes queremos seguir a Jesús, continuar su misión.
El Papa nos recuerda que son los jóvenes quienes, por naturaleza, sueñan: hay que ayudarles a hacer propio este sueño de un mundo distinto, más justo y fraterno, y a luchar para hacerlo realidad.
Son un reto las palabras del Papa: Muchos jóvenes encuentran en el voluntariado misionero una forma para servir a los “más pequeños” (cf. Mt 25,40), promoviendo la dignidad humana y testimoniando la alegría de amar y de ser cristianos. Estas experiencias eclesiales hacen que la formación de cada uno no sea solo una preparación para el propio éxito profesional, sino el desarrollo y el cuidado de un don del Señor para servir mejor a los demás. Estas formas loables de servicio misionero temporal son un comienzo fecundo y, en el discernimiento vocacional, pueden ayudaros a decidir el don total de vosotros mismos como misioneros.
¡El DOMUND de este año es un DOMUND juvenil! Nos recuerda Papa Francisco: Cada uno de nosotros está llamado a reflexionar sobre esta realidad: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo».
Pero el camino para hacer realidad este sueño no es fácil, porque vivimos en un mundo donde quienes tienen el poder político y económico apuntan a un mundo donde los ricos se encuentren cada día mejor, a costa de los pobres… Lo difícil de esta misión lo experimentó en su praxis pastoral Mons. Romero, que, por esto, entregó su vida en el altar.
¡El DOMUND de este año es un DOMUND martirial! Nos recuerda el Papa: Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, y muchos jóvenes, se han entregado generosamente a sí mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos (cf. 1 Co 1,17-25), como anuncio del Evangelio para la vida del mundo (cf. Jn 3,16).
La Misión de la Iglesia, en su dinámica juvenil y martirial, nos recuerda finalmente el Papa, “se realiza por el “contagio” del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor “.
Gigi Ricchiardi