Quito, marzo 2 del 2011
Amar es compartir
La Campaña Cuaresma MUNERA 2011 lleva como lema “Amar es compartir”.
La Iglesia considera el tiempo cuaresmal un tiempo privilegiado para descubrir y entender a Dios. Él nos ama y nos revela hasta donde llega el amor, hasta dar su vida por “todo hombre y todo el hombre”. Nos sentimos convocados, como ha dicho el Santo Padre, ‘al encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, recorrer el camino de conversión hacia la Pascua’.
En su mensaje cuaresmal para este año, el Papa Benecito XVI ha recordado que encontramos en nuestro camino ‘la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir’
La tradicional campaña MUNERA ha de ocupar un puesto importante en la vida de nuestras comunidades. Estamos llamados a reflexionar sobre la forma en que hacemos vida real y concreta el amor de Dios, en medio de los hermanos más necesitados. En todas las jurisdicciones de la Iglesia en el Ecuador, cada una acorde con su realidad, se expresará a través de la colecta del Domingo de Ramos, el amor preferencial por las personas y grupos más necesitados de su provincia.
SECRETARIA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA
Quito, marzo 2 del 2011
LA EDUCACIÓN RELIGIOSA
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana agradece al Señor Dios por algunos logros recientes en materia de educación. Al extender a todo centro escolar particular la posibilidad de ser cofinanciado por el Estado, al garantizar la educación no estatal y al prever un currículo de estudio integrado por elementos procedentes también del ideario de cada institución, la nueva Ley Orgánica de Educación Intercultural traerá ciertamente un significativo avance para la vigencia de la libertad educativa en nuestro país.
Sin embargo, la plena libertad de educación seguirá siendo en el Ecuador una prerrogativa de la que la mayor parte de ciudadanos queda excluida. Y esto, gracias a la Asamblea Legislativa que, por una mayoría circunstancial, ha restringido el derecho constitucional que ampara a todos los padres de familia a escoger para sus hijos la educación según sus principios y creencia. Este derecho se niega a todos los que – en gran parte por razones económicas – deciden acudir a los establecimientos del Estado.
El derecho que se ha negado consiste en la posibilidad de que, a los estudiantes cuyas familias libremente lo solicitaren, se les imparta una enseñanza religiosa y moral en cualquier establecimiento, de acuerdo con las propias convicciones. Por ser una asignatura curricular, esta enseñanza es algo bien distinto de la catequesis y de la educación en la fe, realizada en iglesias y centros de culto. Se trata de una enseñanza que integra la propia tradición religiosa, conforme a la conciencia familiar, en la formación cultural completa. Además, los mismos derechos educativos se refieren también al tipo de educación de la afectividad y de la sexualidad, que jamás puede prescindir de la participación de los padres.
Los Obispos del Ecuador recogemos la voz de una gran mayoría de familias ecuatorianas, de innumerables educadores y de amplísimos sectores de la sociedad (no sólo católicos) que, hoy más que nunca, sienten la tarea grave de la educación como su primera responsabilidad y no están dispuestos a ceder sus derechos por ningún cálculo político o vetustos prejuicios ideológicos.
Como nos recuerda el Papa Benedicto XVI, sólo una esperanza razonable y el amor a la vida son el alma de una verdadera educación. La sed de la verdad y del auténtico bien, que caracteriza el corazón de la niñez y de la juventud, no pueden quedar abandonados ante el desafío de la vida; no deben sucumbir a la imposición de un mal entendido laicismo estatal. La libertad educativa es un precioso tesoro que nunca dejará de interpelar a una sociedad democrática.
Sólo una educación que eduque a la razón y a la libertad, según los principios religiosos y morales de la familia, podrá ofrecer a la convivencia civil las propias bases del bien común garantizado por un auténtico Estado de Derecho. La evidente inconstitucionalidad de lo actuado por la Asamblea que, para “precautelar la educación laica”, no ha tenido reparo en coartar los derechos constitucionales de los ciudadanos merece una movilización general de la conciencia ciudadana; a través de sus legítimas organizaciones, la sociedad tiene todo el derecho de acudir a las instancias competentes previstas por el marco constitucional vigente, y hacer valer así sus justas razones.
SECRETARÍA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA
Quito, marzo 2 del 2011
LA IGLESIA Y LA PLANIFICIACIÓN FAMILIAR
Frente a la campaña agresiva y masiva de planificación familiar y el control de la natalidad anunciada por el Gobierno y, ante la preocupación que la misma ha originado en los creyentes y personas de sana moral, la Iglesia católica manifiesta lo siguiente:
Reconoce la vida como el más inapreciable don de Dios, que se debe recibir con gratitud y administrar con responsabilidad, y sobre el cual nadie tiene el derecho de destruirla sino el deber de protegerla, desde el momento de su concepción hasta su final natural.
La sana moral enseña que la natalidad no se controla con métodos mecánicos ni con tratamientos farmacológicos sino con una adecuada educación sexual, que lleva al respeto de la relación sexual como expresión del auténtico amor humano, exclusivo y estable por definición, fuente de nuevas vidas. El amor entre hombre y mujer no puede ser reducido al simple placer y satisfacción, que lo convierte en objeto efímero de consumo y daña la actitud de mutua y sincera entrega, que es clave para la felicidad.
Lo que los jóvenes más necesitan no es una promesa falsa de sexo seguro e información sobre métodos anticonceptivos, sino una formación integral sobre su sexualidad que abarque el aspecto corporal, emocional, espiritual y afectivo. Desde hace algunos años la Iglesia viene difundiendo, para la enseñanza secundaria, una serie de folletos sobre educación sexual con el título “saber amar”, en los que se enfoca la sexualidad de manera constructiva, que orienta la afectividad hacia la formación de la familia y no la rebaja a simple técnica de ‘hacer el amor’, sin la ulterior responsabilidad.
La mayoría de los métodos artificiales de control de la natalidad, que se difunden con mucha propaganda y ofrecimientos engañosos, respondiendo a intereses económicos y planteamientos geopolíticos de los poderosos, generalmente son abortivos. No curan enfermedad alguna y tampoco garantizan el fin que declararan, limitar la natalidad. Ocasionan la muerte de un ser humano en el vientre mismo de la madre. La esterilización, a su vez, es la mutilación de un órgano noble, inaceptable como medio de control natal según la ley de Dios.
Las campañas masivas destinadas a promover el uso de medios anticonceptivos han fracasado en muchos países, donde han contribuido al fomento de la promiscuidad, a la multiplicación de enfermedades venéreas y crecimiento del número de abortos, en perjuicio de la célula fundamental de la sociedad, que es la familia.
Las políticas públicas de salud y educación deben tomar muy en cuenta la necesidad de una formación integral de la juventud y atender al gran vacío que se percibe en la solidaria ayuda a las embarazadas prematuras, en el plano sicológico, afectivo, económico y de apertura de oportunidades en la vida.
SECRETARÍA GENERAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA